Marco
mi piel con margaritas.
En
la insistencia de la carne,
voy
palpando un rojo infancia.
Por
ahí anda mi pánico anónimo,
en
esa vieja herida del olmo,
allá
por los valles de ceniza
al
norte del cosmos de la noche,
cabalgando
sobre charcos,
sin
fondo y sin lógicas formas,
contándole
al perro del desvelo
sobre
lugares y escenas lumínicas.
Mis
palabras, son hojas al viento,
que
enturbian los ojos del alma.
En
mi tallo vivo por ti y en mis raíces,
simplemente
un corazón herido.
En mi tallo vivo por ti y en mis raíces, simplemente un corazón herido// que beleza realmente es para robartelo
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