No
me busques como mendigo del amor.
Vuelo
sobre el cielo en esos días sin ti.
El
horizonte se me arquea sobre puentes,
piruetea
sobre muros y fragmenta reglas.
Allí deseo
ser, por lo menos, un arbusto seco
con
raíces tal vez perforando todo concreto,
fiel
guardián de ese vientecillo extinguido
que late
como una canción de despedida,
o un
tropiezo de amores, sin mucho sentido.
Salgo de
mí y no se aceptan devoluciones.
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