Apoya
su cansancio,
saturando
horizontes.
Se
pierde en sí mismo,
con inadvertida
condena.
Rompe
una opresión,
tumultuosa
y extraña.
Sofoca
el respiro
que
ahoga el trazo fuerte,
se
concentra
en el
polvo rojo vivo,
vive y
vuelve,
solitario
y fecundo,
a la estepa
de cemento.
A ser
uno más,
entre
todos los humanos.
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