Prohibición
carnal
este
ámbar
que se alberga en mis dedos.
Tu contacto
final
lo
dejó cuando tus deseos
solo
fueron tibios ecos
(cascabel
del desahogo).
Ese ámbar
aún guarda
la
nostalgia de su origen.
Se
estremece en lo vivido,
forma
enigmas,
reptando,
caprichoso
entre
mis yemas,
y se
rompe con olor de hojas.
Mientras
tú,
pálida
y despeinada,
atraviesas
la noche.
Nostalgias que no mueren, reptan entre hojas verdes olor a lluvia. Bonito poema.
ResponderEliminar