Discreto,
pertinaz y repetido,
de
agotamiento incapaz,
sagaz y
lapidario en la mirada.
A él, acuden
por favores,
y,
aunque parece que anima,
fulmina
con mil rigores,
por más
que sea mucho
lo que
uno se ha pintado.
Muestra
lo adverso con cariño
y
descubre espacios vacíos
que nunca
serán llenados.
Muda
en azul al tiempo
mientras,
su frescura helada,
humedece
los ojos
de
quien en él se ve mirado.
Excelente pensamento poeta um abraço
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