jueves, 3 de noviembre de 2011

Orgánico




Las cosechas en tu cuerpo,
guardan el color de los girasoles
en los momentos previos al aguacero.
Con pequeñas flores fluorescentes
escondidas en los desnudos epiteliales,
disimulados en los límites de la obsesión.
Allí zozobro como sembrador de sombras,
o labrador de ese prado perfecto,
buscando las raíces del gran huerto
que germina bajo la bruna hierba.
Solo quiero una cosecha orgánica,
libre de dañinos y ajenos contaminantes,
para, con los frutos, en un bacanal festín,
albergarnos en la complicidad de lo sencillo
y dedicarnos, despojados de todo menester
a volver a cultivar cultivos.


Ilustración: "NIña con girasoles" - Diego Rivera

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