El reflejo
del sol,
jugando a
ser
creador de
sombras,
parodia sus
pasos
entre las
nubes.
El
loco de siempre,
con aroma a
ciprés,
sigue
intentando robar
los sueños
al agua.
No tiene
nombre,
y va calcando
caminos
antes que la
niebla,
impiadosa,
lo olvide.
Amores y
desamores
son llantos
secretos,
que esconde,
sigiloso,
en un ramo
de alfalfa.
Celoso, ojea
el cielo
y se va
siguiendo
el humo de
su cigarro.
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