lunes, 25 de junio de 2012

Encadenados

En su jornada, una muchacha,
mañana o quizá más tarde,
al ver que te has ido solo,
unirá el amanecer con el ocaso
con algún amor de oficina.
Así, se consumirá una vida,
un color para su alma
y el suburbio de la espera.
Luego, te preguntaras solemne,
como persiguiendo tú destino,
en donde estabas ese lunes.
Te fuiste a mitad del camino,
extraño transitorio de la vida.
¿Dónde aparecerás mañana
viajero de la eterna promesa?
Esta noche ya no llueve,
es un buen momento para volver
al abrigo de los mutis del agua,
ampararte en el fuego aquel
que quiso ser  flor en tu jardín,
y yacer encadenados todo un hoy.
  
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Ilustración: "Encadenados" - Juan de Avalos

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