La columna de los minutos bebe
el tiempo que guardo para ti.
Te veo como distorsionada
rencarnación de recuerdos primeros,
casi un tango que nace o
muere
por el delito de no querer
incomodar.
Juega a la distancia el castaño,
mareando en sombras, al cielo mirón.
Oculta su belleza la floresta aciaga,
arriba, argentan nubes contra el sol.
Cómo te digo que desde que no te veo,
no tengo esa extraña sensación de saber
que me estabas pensando en añoranza?
Tal vez, como esos frutos del bosque,
llegue a madurar en efemérides,
y alargue el eterno juego de seguir sintiendo.
Ilustración: "Añorar" - Magda Gregori
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