Sabes... un repentino imposible
cruzó latitudes hace unos días,
y enhebró un extraño mensaje
con seducción de estrofa marina.
Y yo, que no siempre estuve aquí,
apoyé mi frente en la ventana,
tratando de no volver a pensar en ti.
Hay momentos en que me siento hurgador de letras muertas, alquimista de consonantes, carpintero de vocales, constructor de palabras sueltas que solas se arman en papel. Y hay momentos en que solo me veo equilibrista de mis pensamientos, sin poder volcar en la pluma frase alguna que refleje la tumultuosa volatilidad de mis alocados sentimientos. Y hay momentos en que me basta pronunciar por lo bajo tu nombre,para saberme vivo. Entero
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