Réquiem de un odio
que
antes fue amor
dictado por un beso,
herido
de ego y muerte,
se
seccionó en rojo
una patética
noche
hace
ya veinte años.
Cicatrizada
la angustia,
convicto
del tatuaje
de
un amor tan tonto,
se
esculpe impotente
invirtiendo
sus cruces.
No hay comentarios:
Publicar un comentario