domingo, 31 de julio de 2016

Borde ausente


Te hubiera querido amanecer,
vagabundear en tu semblante
como el primer rayo del sol,
esconderme lento en tu boca
como la postrer estrella nocturna,
iluminar acompasado tus senos
encendiendo el paisaje de tu piel.
Detenerme contemplativo en tu mediodía,
saciando mi hambre con tu sabores
reposar la hora sexta en tu vientre
recobrándome, para volver a ser
explorador de tus mágicos momentos.
Me hubiera querido anochecer
en la inolvidable intimidad de tus prodigios,
cerrar los ojos en la lluvia de tus caricias
para dormirme en el placer que brindan
los cándidos juegos de tu regazo.
Me hubiera gustado todo eso y más.
Mucho más, pero me quedé en el borde ausente
de lo que pudo ser nuestra vida.

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