lunes, 18 de julio de 2016

Travesura íntima

Como si fuera un hielo, pródigo y arrogante,
la piel se escurre por donde alguna vez
supimos acertar la tibieza de nuestros roces.
Audaces huellas clandestinas esfuman
sin ruido su hechizo somnoliento. Se van
izando un aire de suspiros por todas partes,
se rasgan las emociones dejando cicatrices,
desertando, cual transgresoras de la lealtad.
Un largo cansancio comparte el dolor y la cama.
Somos simientes de una travesura íntima,
ciegos gritos guardados de eterna ternura.
Estamos así, como nacimos, desnudos,
iracundos, haciendo estallar un último gozo
con un aturdimiento evocador e impaciente
que se descarga en un afecto mutuo y repentino.



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