Uno vuelve envuelto
en el viento del tiempo,
busca lo último
que queda de sus raíces,
y resulta que solo queda
un silencio prolongado
en los cóncavos recipientes
en que se guardan las historias.
Hay momentos en que me siento hurgador de letras muertas, alquimista de consonantes, carpintero de vocales, constructor de palabras sueltas que solas se arman en papel. Y hay momentos en que solo me veo equilibrista de mis pensamientos, sin poder volcar en la pluma frase alguna que refleje la tumultuosa volatilidad de mis alocados sentimientos. Y hay momentos en que me basta pronunciar por lo bajo tu nombre,para saberme vivo. Entero
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