sábado, 16 de julio de 2016

No hay


Absortas quedan las antiguas promesas
cuando la realidad le sorbe la humedad de los ojos.
Se apaga un eco donde la luz va mostrando,
como un murmullo que avanza por las hierbas,
el cristal donde se acicala la verdad.
El corazón algo intuye, pero la razón lo niega.
Un decir desconocido fluye despacio,
dando vueltas en torno a la amargura del dolor.
No hay una palabra suave ni una trova inofensiva
que torne invisible lo que sobreviene
cuando se elige el silencio para decir adiós.

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