Exhumaron al residente
de un corazón dolido.
Lo trozaron e inspeccionaron
con la sutileza de un hábil mortal.
Lo desnudaron y pelaron,
lo cocieron y licuaron,
lo doblaron y lo estiraron,
el solo dijo, esta noche
pienso visitar a mi dueña,
y la sangre irrigó sus mejillas
y se puso a echar humo orgulloso.
Altanero comenzó a hablar
desde su cuerpo de nada.
Algo nunca muere
en los corazones dolidos.
Es verdad, "algo nunca muere".
ResponderEliminarUn corazo dolido siempre lo mantiene la esperanza de encontrar un calido abrazo.
ResponderEliminarUn corazo dolido siempre lo mantiene la esperanza de encontrar un calido abrazo.
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