Un sueño verde
pinta siete espigas.
Viajando, como acuosa nostalgia, el aroma
refleja otro exilio.
En campos de trigo se abandona la sombra
y allí se queda,
juntando flores para el invierno.
Incierto camina,
las mariposas no pertenecen.
Lleva desde su país
un mundo perdido, sin tierra, crucificado.
La aurora siempre llega tarde
y en ocasiones, marchita y desabrida.
El exilio no madura las espigas.
Cómo comprendo ese exilio que aunque germine no logra madurar...lo he sentido, también en mi trigal.
ResponderEliminarMe identifico, bello poema, gracias por compartir.
Gratos saludos, Sergio.