miércoles, 30 de noviembre de 2016

Memorioso vientre


Deambulan aromas sin lavar en el rocío de la mañana.
Entre el olor del pan caliente, ciruelas y la hierba,
el día se quita la piel despreocupada que le dejó la noche,
y se dispersan en los labios de la ilusión los bostezos.
En fuga la somnolencia es un personaje que no se cansa,
entre artesanías los sueños tendieron ilusiones
que andan descalzas en el fresco espíritu de la hierba.
Los pájaros, ídolos de un templo santo, propagan trinos matinales
ahogando al silencio que no sale de su asombro.
Una ataviada mujer de memorioso vientre pasea, en la umbría,
toma una hoja de la lujuria del lugar y activa la fragancia
que se precipita con sus lágrimas en intimidad de un amor dolido.


1 comentario:

  1. En el rocío de la mañana...la hierba muy particular despide aromas también particulares, que se transforman en aromas perdurables.

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