Su jardín exhala la intriga
y mil promesas que no impiden la lluvia.
Sobre su piel se mueven trayectorias horizontales.
Se refugia en las palabras obscenas
que no dice, pero escribe
con las uñas en el cuerpo.
Es el deseo el que mueve montañas
y el silencio se convierte gota a gota en frutos.
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