martes, 22 de noviembre de 2011

Atardeciendo

Cronos en su oficio, retardo sus pasos
para permitir, que ese hombre que sueña.
se embebiera del  aire que le faltaba
en los labios que sin besar partieron.
La manta invisible del tiempo,
escondida por inercia en el silencio,
dejó al descubierto fragmentos
de quimeras, frente a la ventana.
En plañidos, se unieron los segmentos,
aventando fantasmas imaginarios.
Tú esencia de mujer, hecha letras,
combinada de perlas y desierto,
borro el nido inhóspito de la ausencia
con la percepción del hallazgo,
quedando las miradas asidas en papel.
Acompañado de violáceas nubes,
se vio, en algún lugar de antaño,
atardeciendo sin ocasos el sol.
Donde la imaginación menos lo esperaba
quedó algo, de lo mucho por decir.
Y como ríos que sucumben en el mar
el náufrago y el agua se reconocieron
en el misterio de un primer encuentro.


1 comentario:

  1. Cuando vi a ese "hombre en construcción", tiempo ha, tuve yo mi propia percepción del hallazgo y hoy navego en los mundos paralelos de tus ojos, tu voz y tus letras. Aún mi barca no puede amarrar porque temo no saber cómo amalgamar tanta maravilla presentida...Any

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