martes, 30 de abril de 2013

Llorar


Anhela metáforas derramadas de sal
aquel hombre de las miradas eternas.
Abatida revisión, abrumada por la lluvia
en un desafío a la imagen del despertar.
Si su  vital papel es rehacer el alma,
paga el costo de la innata ignorancia
con una deuda postergada de insomnio.
Ha visto dilemas de magos y estrellas,
oponiendo última e infantil resistencia
a zanjar el  velado poder de las lágrimas.
Llorar no puede ser más que sincero,
solo se puede mentir con las palabras.

1 comentario:

  1. una lágrima sabe a verdad cuando una palabra peca de engaño, igual, hay muchas lágrimas fingidas e hipócritas, mi querido poeta, lo cierto es que leerlo es un placer y sin lágrima es verdad

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