martes, 5 de julio de 2016

Como a un ladrón

Me enciendes despacio, como sin ganas,
insinúas tus curvaturas bajo la ropa.
Me  aprietas suave, con un afán vaporoso.
y miras a los ojos mientras tus manos hurgan,
solemnes, la totalidad de mi cuerpo.
Escarban, indecorosas, en mis sueños intactos
en tanto un tibio rocío escurre por el torso.
Tú me sientes, en secreto, en los lugares acuosos
que maduran bajo tu cintura.
Tus dedos crean laberintos como si dibujaran sobre la arena
y me dejo llevar por la acuarela de tus yemas
que exaltadas, se deslizan buscando su presa.
Primitivo me libro al albur que ellas ofrecen,
es suficiente hábil y me irriga el deseo.
Quiero entrar a tu reino y estarme todo el tiempo en su encanto,
pero tu mano desvía mi cauce como a un ladrón.
Discreta quedas en absoluta quietud, inmóvil,
una picara sonrisa no quiere compartir pensamientos.
Los escombros del amor se despeñan.


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