sábado, 19 de noviembre de 2016

Vacíos del pecho

La luna martilla caminos,
con alas blancas agita las ramas.
La niebla abre ventanas
donde se enredan las hojas del bosque.
No hay espacio para flores amarillas.
El frío madura en un silencio
de lluvias morenas,
salpicando los tonos nocturnos.
Noviembre no alcanza al verano,
le grita que avance,
que despierte la sangre yendo hacia adelante,
pero la mano descarnada de la helada
recubre las laderas de greda.
El aire es azul
en los vacíos del pecho.


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