Corazón, cuando dejes de latir,
avísame con el suficiente tiempo
para correr por un repuesto nuevo.
Un verdadero corazón mecánico,
con tuercas, bulones y bisagras.
Si es permitido, de acero inoxidable,
que abandonado, no se importune
con tristezas y ni locuras insignes.
si le zarandea un estar enamorado,
no salte como puntos suspensivos.
Uno, que sea totalmente
automático,
que sobreviva como un astronauta
con una buena técnica depurada
a los cataclismos que trae la carne
y a las hecatombes de este espíritu
con el que especulo emparentarlo.
Si es posible, que sea manufacturado
no de esos mecánicos hechos en serie.
Que tenga garantías de fabricación,
que también pueda ser reembolsado,
si acaso alguna vez, llega a flaquear
en ciertos desvaríos intencionados.
Me ha gustado mucho el corazón mecánico. Buen poema, para meditarlo.
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