Tú sombra irradia aroma a rosa y jazmín,
amparo que nace de tu esencia de mujer.
En ella, suelo ser lo que nunca he sido,
un extraño visitante cargado de deseos,
refugiado en las huellas de
tus silencios.
Un estremecimiento de golosas
apetencias
me acierta, perpetuándote
en somnolencias
en las que, anhelante,
quisiera eternizarme.
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