Se desvanecen los violines del silencio
si abres la mágica ventana de tus ojos.
La fantasía se hace prisionera en tu piel,
floreciendo los deseos que la albergan
en los preludios que preceden al clímax.
No se entienden las conductas indirectas.
desbordada de un sinfín de sensaciones.
Eres un dulce sabor en eterno movimiento.
Y yo, necesitado de ti, herido en tu mirada,
sucumbo, perdido, en el gris de tus cielos.
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