miércoles, 25 de marzo de 2015

Condenándome


Necesito sentirme involuntario pecador
para no cargar la contrición de extrañarte,
y abrasarme en la encarnación de fuego
que me desborda por dentro, sin rostro,
pero con el avernoso deseo de delinquir
en la mezcla peligrosa de tu fatal pasión.
 Ni sucumbir en la creencia de encontrarte
en los histéricos flujos del bendito silencio,
con la exasperante tentación de disfrutarte,
aun sabiéndote ausente al cerrar mis ojos.
Allí, solo imploro saciar mi sed de tu cuerpo,
ese candente arrebato que merma mi libertad,
condenándome al tormento de un monólogo
que solo agiganta la vigencia de tu ausencia.

Ilustración: "Ella I" - Carlos de Paz

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