lunes, 24 de julio de 2017

A oscuras

Huyeron los besos polizones de debajo de la almohada,
partieron con el suave andar de las promesas no dichas.
Fueron a esconderse debajo de otra piel, en otra almohada,
abrigando otras sábanas, apagando canciones de amor
que se incineraban en labios antes ajenos. Eso pasa.
Ahora me toca irme a dormir con hambre bajo las ingles,
apagar tranquilo todas las luces sin que me acosen fantasmas,
cerrar los ojos sin tener el miedo infantil a tus caricias,
y sin dejar prendida la luz amarillenta de ese pasillo oscuro
por donde alzaron vuelo los besos dejando huellas falsas
para despistarme, por si los quisiera seguir. ¿Para qué?
Ya estoy grande para jugar a las escondidas. Si. Grande.
Puedo vivir sin ellos, aunque a oscuras, muerda la almohada.


2 comentarios:

  1. Jugar a las escondidas vale a veces como única alternativa para vencer la soledad y el silencio cuando las circunstancias no son óptimas para gritar el amor que sentimos. Lindo tu poema Buen Día. Eli Castellanos

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