Vago, recién lavado, extraño,
respirando esperanza
con indoloro desapego.
Ni sonámbulo ni avispado,
minucioso, inconexo. Previsible.
Desconocido, soy un pájaro
desayunando migajas,
una victoriosa derrota,
azar y costumbre. Número secreto.
Un páramo de venas,
brazos terminados en manos,
una loca cordura sobornable,
puñalada que llega al hueso.
Respiro la desidia
y el humo de las ventanas,
palabras y mil volteretas,
polvo, árbol y caminos.
Un paisaje definitivo a construir,
un niño viejo sin memoria.
En definitiva no soy más que vida
a punto de fugarse o de quedarse.
Reflexión pura a lo largo del poema. Lo importante es tener vida y vivirla de la mejor manera. Buenos días.
ResponderEliminar