Como infantiles ojos colgaban faroles
en el pañuelo negro de la noche.
Desde la altura de las flores se agotaba
el sudario de mi curiosidad
y el tiempo descendía peldaños de historia.
La esfera liberó su movimiento
prestando atención a otros aspectos de la vida.
Que pequeña la corteza de la mirada.
Solo ve faroles, pañuelos y flores, solo eso,
se pierde los ojos, la noche, la altura,
lo que queda en suspenso mientras la esfera gira.
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