Ella
deslizándose, desnuda, irrepetible,
en
la clandestinidad de un amanecer,
ilumina
la callejuela que peregrina
vulnerando
brumas que se mueren
besando
la luminaria de los balcones.
Excéntrico,
tal vez por seguir su andar,
pretendo
ser su amarillenta sombra
y allá,
junto al sauce, poder ser su aliento.
Fría,
se adelanta ignorando mi presencia,
simplemente
vana,
me resigna en olvidos.
Me
abandona, y yo continúo sintiendo
sobre
mi deseo, el vacío de su lisonja.
Una
vez más me atrajo con su belleza,
seduciéndome
su recatada existencia.
Impedido
de besarla en su inmensidad,
no renuncio
a aguadarla en otra espera,
en
que cazaré sus lances de Luna llena.
Ilustración: "Noche de Luna y mar" - Pipo Jost Nicolas
ES REALMENTE BELLA
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