Si
tuviera mentiras desaparecidas,
fotos,
o una carta para la contrariedad,
y musas
retornado de su vagabundeo,
me iría
acostumbrando a casi todo.
A un
café en la terraza de un sótano,
a
esa mosca que zumba confesiones,
y a
los recuerdos, que derivan en alta mar.
Pero
mi espíritu es un juguete de hojalata,
una máscara
de ayeres en deslucido paspartú.
Mi
mundo es surreal, soñador y divagante,
una columna
poblada de espirituales sobras,
un
irresuelto y quántico cálculo algebraico,
aburrido,
como una escalera sin peldaños.
Por
él, los encuentros andan en solitario,
dedicados
a desencadenar valientes cobardías
que
prometo enmendar todos los días lunes,
cual
bienaventurado hombre de cartón.
En
otoño, me pienso hoja caduca en vuelo,
polar
agonía incontrolable, en el invierno,
maravilloso
orgullo animal al terciar la primavera,
puramente
memoria en siega, durante el estío.
Cosas
que me ocurren, en el diario mentir
de
estar viviendo la fusión de un nuevo comenzar.
Sergio, amigo: Eres un complicado cúmulo de contradicciones como casi todo poeta...Te entiendo y te admiro por tu maestría al decir... Quiero que sepas que a la reunión de los Poetas Inolvidables vienen más admiradores tuyos que desean conocerte, Andrés, Myriam...¡No nos falles!...TQM...Any
ResponderEliminarYo también quiero conocerlo. Cómo hago para estar ahí :)
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