Se
vende un Yo en pedacitos.
Los
hay pequeños, pura vocación,
otros
irónicos por la mañana,
algunos
están de viaje por la vida
u
ocultos en las letras de un libro.
Muchos,
en torno a un ego ficticio.
Todos
son infieles consigo mismo,
con
una insomne lealtad al vivir.
A primera
vista, es un Yo construible,
solo
hay que encontrarle la vuelta.
Sospechoso
de treinta mil "te amo",
es
sobreviviente de una amnistía
que
dictó el suspiro de un ángel.
Tiene
el corazón abierto a otra parte,
y es
similar, en anverso y reverso.
Caminante
de olvido en tregua,
es
un Yo sin igual, excepcional.
Esta
de oferta, a precio de ocasión.
Se
puede ver una noche de arrojo,
solicitar
turno en la orilla del mar,
en
las cenizas de una gotita de sal.
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