Ya me ves,
vistiendo
estrellas,
visitando
lunas,
viendo un
bosque
en esa
maceta
que nutre
al balcón.
Cursi, me
enamoro
de tu
sombra,
y llevo
mi mano
al terciopelo
de tu
escote.
Y así me
sobrevivo
todo el
tiempo.
Cualquiera
diría
que tengo
flojera
después
de comer,
porque de
invierno
amo las
siestas,
y en
verano también,
desapareciendo,
soñador,
en tu pelo.
Y
eso me hace bien.
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