Hablando de madurar, me pregunto si habrá
madurado cierto personaje integrante al que en aquellos pretéritos años le
ocurrió lo siguiente.
No recuerdo en qué lado, tal vez en el
Estadio de deportes o en las ya famosas y recordadas bailes del Club Huergo, la
cuestión es que dos hermanas (solo una de ellas compañera nuestra pero de los
cursos menores) pusiéronse a la sazón de noviazgo, filtreo, amigovios (no, este
término no es de aquellos años) como quieran llamarlo con el firmante y este
personaje sobre cuya madurez me pregunto.
Por mi parte recuerdo que el noviazgo fue
bre, aunque no por bre dos veces bue (sorry esto es porque atentos ojos vigilan
mi escritura y no es tiempo de iniciar reyertas conyugales, así que tómenlo
como quieran) pero al parecer a nuestro personaje le había pegado fuerte, tan
fuerte que no le bastaban las tardes y los anocheceres de la Plaza del Puerto,
ni las salidas al mediodía del Cole, sino que ansiaba ver llegar los amaneceres,
para sorpresa de sus progenitores puesto que antes de que el despertador lo
llamara a sus obligaciones saltaba de la cama, raudo se duchaba (esto solo a
veces), se vestía, desayunaba corriendo hacia la puerta y a las 7 menos algo de
la mañana, hubiera lluvia, nieve o truenos salía cual veloz gacela a
encontrarse con su amada.
Encuentro que se producía en plena calle, en
agitada y pasional escena, la cual se prolongaba a lo largo de toda la calle
¿Rawson? ¿Dorrego? e incluso llegaba hasta los últimos peldaños del Colegio,
cesando en la puerta solo por la presencia de la severa rectora.
La escena se repitió uno y otro día a lo
largo de no sé cuánto tiempo, siempre con la misma efusividad, cariño y
manoteos, hasta que un día, mi querida y gloriosa celadora a quien en su
momento apodamos (con saña y maldad, pero tiernamente) Urraca, lo llama y le dice:
"Señor X... podría hacer el favor de ser menos efusivo en su relación con
la Srta. XX... no queda bien eso que Ud. está haciendo" (traducción al
idioma de época: "déjese de chapar como un descosido camino al
colegio") más de ello no recuerdo, solo el súbito cambio de color en la
faz del muchachuelo, que inexplicablemente se tornó roja.
¿Continuará con sus mismos impulsos?¿habrá
menguado en sus efusividades? quien lo sa, solo él, solo él.
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