miércoles, 9 de septiembre de 2015

Vaivén de lujuria


Pensé que no había nada que contar
sobre la viuda y su amor secreto.
Ya sin el ahora muerto, dos fulanos
atendían a la que acaba de enlutar.
Con el comandante compone un dueto,
Y al necesitado le deja andar sus manos.
En su rincón satisfecha parece la apenada,
ya que ambos no se andan con mucha prisa.
Ocultos, ardientes y con mucho apego
le dejan algo más que su masculina mirada.
Pero la mujer en su viudez, de pronto analiza
si no será mejor intercalar, en su desasosiego,
a una de su género y mejor adiestrada.

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