Antes de que puedas perderte,
absorbida en ese inútil dolor,
bajo las olas de tus inquietudes,
te brindo mi lluvia de ternuras
y el paraguas de mi cuidado.
No temas, no soy tus cadenas,
ni una tabla a la que aferrarse
en el océano de tus incertidumbres.
Solo una mano firmemente tendida
a los miedos de tu amor escurridizo.
Puedes convertirla en duradera
o que sea una carta de despedida.
Solo debes permitir el dejarte querer
por este inverosímil amor pirata,
perseguido por el positivo tormento
de saberte sin llegar a conocerte.
Es muy reconfortante saber que podemos encontrar una mano dispuesta a alzarnos cuando estamos hundidos.
ResponderEliminarAbrazos