Despertará
en medio de contrasentidos y esdrújulas,
a
destiempo, con las alas en el medio del camino,
sin
que esté la armonía cromática que regala lo onírico.
Camino
hacia el sur beberá un fuerte café a la turca,
única
manera de poder sacudirse todos los favores
que
las sábanas aun le han dejado en las pestañas.
Ha
llegado el tiempo de buscar y hallar el nuevo día,
de
ir saboreando bocaditos de mundo tras un escritorio,
mirando
por la ventana los buenos modales de la pared,
la
prolija pared de ladrillos rojo pasión ya deslucida
por
el paso de los años y la catarsis de expedientes.
Tal
vez al mediodía, con rabia y pena, pueda almorzar
amapolas
junto a un jefe, un travesti y tres sicarios.
Algo
pasara cuando den las seis y se regrese a casa.
Desde
el escaparate, el hombre del espejo saludará
a los
perfectos pasajeros que se adormecen en el colectivo.
Con
repetido asombro, en el local de comidas rápidas,
comprará
medio pollo y un flan con dulce de leche.
Encenderá
el gas, acomodará su silla, prenderá la tele.
Cuando
la ciudad se encienda, se apagará en el lecho
rezará
dos “cuanto te amo libertad “ y un “viva la vida”.
Como siempre. Todo lo que escribes es lindo.
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ResponderEliminarDifícil situación la de la soltería
ResponderEliminaraunque muchos opinan que les brinda libertad.