Destiérrame en el sur, allí donde convergen
mis ojos incendiados repletos de tu ausencia,
junto al ojo abierto de esa puerta hacia tu alma.
Revélame tu intimidad y delata tus interioridades,
condéname a la animación excesiva y exagerada
de pugnar por lo oculto y de beber en el vaso amado.
Castígame con la extenuación del cuerpo, el dolor,
y con la languidez latente en el alma. Con el llanto,
con la confusión que se burla del entendimiento,
como una bestia herida déjame, como a un náufrago,
como amante que cela en silencio el secreto de tu pecho.
Arrúmbame en la aflicción de volver lleno de esperanza.
Y por qué no en el norte? allí donde el sol siempre alumbra y da calidez a la tierra. Un placer leerte.
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