Tenía necesidad de ti, de dar libertad
a tu desnudez, despojando ropas artificiales.
Dejarte casi inexistente,
a la vista tus joyas encendidas. Ardientes.
Bajo tu cintura el negro terciopelo
prometiendo frutos azules,
cristalinos, ambarinos, frutos embriagantes,
un obsequio demasiado regado,
pronto a empapar el lino con la ansiedad cumplida.
Tenía necesidad de ti. De tu imprudencia,
de tu mala costumbre
de alborozar al mundo con tus metas urgentes y
transitorias,
desobediente, cuando estas
ya vacía, palpitando el olvido sudoroso y vivo.
Si. Tenía necesidad de ti,
del cinturón de tus brazos y el broche de tus labios,
de morderte lentamente,
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