lunes, 5 de junio de 2017

Esa languidez


Su rostro, lumbre que presagia la aurora,
reposa a mi lado en la molicie del sueño.
Fragante, su talle esconde el ligero licor
que embriaga mi mente, recogido en el lecho.
Quisiera ser las sábanas que rozan su cuerpo,
la tiniebla que desnude sus intimidades,
la melancolía que da sentido a su belleza,
el hechizo que la envuelva en galas de seda.
Ser la mejor de sus vestiduras, su propia piel,
ser al menos, por un instante, el esclavo
de una mirada suya. Pero solo duerme,
en esa languidez que cautiva la mirada.

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