miércoles, 28 de junio de 2017

Furtivo lujo


Prematuro acróbata entre el sueño y  la caída,
las agujas del reloj apuran terrena pesadumbre
que invade los párpados oscuros y  las retinas.
Un rumor de crisálida atraviesa pausado la piel,
un hombre concluye su famélico y azul bostezo,
humilde, se refleja en la  vaga nube del cielorraso.
Absurdo profeta de credos seculares, torpe y ciego,
deja las sábanas con el desmayo de una oruga,
jadea despegándose la almohada de la cara,
transmuta sombras por intermitentes luciérnagas,
recobra un poco sus incandescentes rudimentos
y en contra de sí mismo se da, como furtivo lujo,
permiso para estar despierto. O al menos, eso cree.

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