ha regresado, sin saber por qué.
La renegada razón
no da explicaciones ni dice
porque está oscuro
cuando arde ese algo frágil y lento.
Se oye la lluvia,
una queja extraña
como llave que abre grutas,
sucias de noches que ya no más.
Ulula una pálida presencia
fijada en arena y silencio.
Espera, siempre espera
que de una vez por todas
se pueda comprender, tan siquiera,
ese algo frágil y lento
que ha regresado.
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