Un
inesperado vientre ajeno,
se aventura
a dormitar, infiel,
bajo la
soledad de mi muslo.
Indeleble, íntimo y
caprichoso,
sin pedir
disculpas, arrogante,
preside los
ciclos de mis sueños.
Cada noche,
sin pensar en él,
el ala rota
de una nube negra,
me pierde en
el laberinto
en el que mi
vuelo mendiga
signos de
que ha tocado su fin
la campana
del audible silencio.
IIustración:"Despues del baño" - Edgar Degas
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