deseo
olvidarte y ya te estoy evocando.
Me
respaldo en el vano de una puerta,
por
la que asoma la firmeza de la duda,
como
caminante pleno de ausencias,
o
bohemio en una esquina de apego.
El original olvido, deviene en inacabada
razón para aguardarte en el reverso
de los vientos que trae el arcano desvarío.
Cruzaré
los dedos, solo deseándote,
en
ese túnel infinito en que bordeo tus caricias.
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