Un
poco antes que den las diez, sin memoria,
se
mutarán miradas en un inconcluso trueque.
Ocultadas
habitualmente desde hace tiempo,
en
esa tarde, volverán las breves glorias,
e
inevitables, las sublimes obsesiones.
La
magia circular de lo que ellas sienten,
hará
desaparecer intimidades vividas,
borrará
reencuentros y simples soledades.
Grabarán
en la pared un loable propósito,
como
la crónica de un tardío aprendizaje,
cautas, esgrimirán buenas razones filosóficas
sobre
todo aquello que los demás aborrecen,
y
agradeciendo el sentirse santas a medio andar
seguirán
colmando el camino del infierno.
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