Bajo
la palabra, una insomne armonía floreció,
ahuyentando
los lobos del invernal mutismo.
Azarosa
caminante de la ilusión del tiempo,
la
estepa de su mesura miró en violeta la vida,
como
pretexto revelador de eventos especiales.
El
color del viento, fue macerando sus mensajes
en
esa vasija donde, callar, no es silencio sino saber.
Creciendo como onírica marejada de alborada,
el
vocablo fue canción de invierno en la lumbre,
semilla
del amor en silencio, fragilidad de lo real.
Ilustración: "Vocablo Primero" - Franco Filipponi
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