Una noche de abril,
los exiliados del corazón,
comenzamos, furtivos,
a revolver el orden vigente
izando el amor a la vida
en el jardín de las rosas.
Eran horas y días de emoción,
los sueños se daban cita
donde rompen las olas.
Queríamos ir hacia el verbo,
al fugaz poema
nocturno
y a los amores sin miedo
bajo un celeste reino inmortal.
Triunfante nuestra utopía
celebramos con pasión manifiesta
en las dulces noches de mayo
enterrando las cenizas del corazón.
Felicitações pelo espaço e pela inspiração.
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