Creí
que me perdía en la noche,
cuando
encontré buena inspiración
en un
sueño de esos algo extraños.
En un
bar con fragancia a vainilla,
mi espíritu
ensayaba enamorarse
de
un cuerpo varado en la pasión.
Consumía
un puro, y un viejo pelicano,
dormitaba
en la espesa neblina.
Un gato
de pelo duro, le daba lampazo
con
su lengua al vino del suelo.
Decidida,
la dueña del cuerpo prometió
amor
fugaz con un grafiti en su pecho,
traía
una de esas bellezas que matan
y un
negro lunar en un hermoso lugar.
Tú
no puedes, dijo el del espejo,
sin más
comentario para su negación.
Contuve
la magia del amor platónico
y el
sabor amargo de no ser el elegido.
Me
abracé contrariado con la almohada
y
pensé unas cuantas buenas razones
para
no ser yo quien se de vuelta
para
poder abrazarte.
A veces una no puede luchar contra la emoción de un hechizo y se deja, y se abre, y se entrega, y se le permeabiliza tanto el alma que se siente, irremediablemente, (ena)morada de unos versos. Este es el caso. Qué belleza leerte..qué delicia..
ResponderEliminarHaces honor, poeta, al reflejo de tu nombre.
Gracias infinitas por traerme..
Un beso
Un gusto leerte y conocer tu sueño…que aunque no pudo ser hubo el intento. Un poema muy bien elaborado aunque preferiste la almohada.
ResponderEliminarUn gusto leerte.
Buen fin de semana.
Un gusto leerte y conocer tu sueño…que aunque no pudo ser hubo el intento. Un poema muy bien elaborado aunque preferiste la almohada.
ResponderEliminarUn gusto leerte.
Buen fin de semana.