Es la
sombra un perpetuo ahora,
sujeto
a arrebatos de armonía
con
los vaivenes de la presencia
que
permanece entre ella y la luz.
Sin
vida propia, se independiza,
en
ocasiones, para deambular
ora
delante, ora detrás, de ese otro,
desconocido,
de quien depende.
Sin
tener actividad alguna por si,
en
tanto haya alguna luminosidad,
a
todos escolta en su existencia.
Tan
dependiente de otros para ser,
y
sin embargo, nadie sin ella esta.
Es
la sombra un vacío diferente,
un silencioso
nosotros irreal,
que
llevamos desde hace mucho.
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